:: Los Compadres ::

Reynaldo me pidió disculpas. Y las acepto. Los que lean esto y no saben de qué hablo, pues les cuento que me refiero al momento en que este senador oficialista me llamó irrespetuoso, simplemente porque pregunté por un asunto ampliamente cuestionado por diversos sectores de la sociedad dominicana. Hablo de un invento llamado el "barrilito", que es el mote dado a una cuenta que los congresistas manejan a su antojo dizque para financiar obras sociales. Acepto sus disculpas con la misma humildad con que ejerzo mi labor de periodista. No importa cuán sinceras sean sus disculpas, pero las acepto para fundamentar lo dicho anteriormente, de que no se trata de un asunto político ni mucho menos personal contra este legislador. No pretendo lucir necio, pero ojala y como Pared Pérez rectificó el magno error de mostrarse soberbio ante el rol de un periodista no comprometido, de igual forma entienda que no es de sabio seguir insistiendo en mantener una acción ilegal, ilegítima e inconstitu

Parece que mentes perversas al servicio de la política cavernaria están queriendo sacar provecho al incidente surgido con el senador Reynaldo Pared Pérez, del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Ya me enteré de que incluso quisieron politizar este triste episodio haciendo un show mediático en el que la figura principal obviamente sería yo. Alguien les dijo que, conociendo mi forma de ser, lo más aconsejable era no intentarlo siquiera. Y tuvo mucha razón el que pensó a tiempo en esta advertencia. También me enteré de que el caso se ha retorcido de forma tal, que hasta se puso a circular el rumor de que Reynaldo había intentado agredirme con un lapicero, y que yo habrìa dicho que los reporteros que cubren la fuente del Congreso Nacional son todos corruptos y coge pesos de este senador. Todo esto es absolutamente falso de toda falsedad. Estos matices son verdaderamente preocupantes, porque persiguen desvirtuar el fondo de nuestra protesta. No permitiré que las buenas i

Un grupo de periodistas de distintos medios de comunicación rechazó a través de un comunicado la violenta actitud exhibida contra mí por el presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez, solo porque le pregunté sobre el uso discrecional de 19.1 millones de pesos por parte de los miembros de la Cámara Alta. El pasado viernes, Pared Pérez, quien aspira a reelegirse como senador del Distrito Nacional, me llamó varias veces irrespetuoso, señalándome con el índice de su mano derecha. Y todo porque pregunté las razones por las que daba por cerrada la discusión en torno al denominado “barrilito”, que es como ha sido bautizado el uso inconstitucional de estos recursos. Yo no hice más nada que interesarme por esta ilegalidad. Pero el también secretario general del partido de gobierno, borracho de poder y con una sobre dosis de prepotencia, dejó ver que la humildad en los políticos es un valor moral prácticamente inexistente. Qué pena. Cuando se la pasen los bríos, talvez se de cuenta del gran err

Nunca he concebido el ejercicio periodístico desde una óptica facilona o complaciente. Y el día que así lo asuma, pues entonces estaría matando los propósitos que fundamentan y justifican la esencia de tan noble oficio. No me molestan los regaños, o “boches” dicho en buen dominicano. Esto lo interpreto como una reacción natural de alguien que se siente seriamente cuestionado o aludido por sus acciones o decisiones, máxime si tiene cosas que esconder o explicar. La reacción del presidente del Senado ante una pregunta que solo buscaba sacarle información sobre un aspecto que toca directamente sus funciones de vida pública, para nada pueden considerarse un irrespeto. Lo que sí constituye un irrespeto mayúsculo, es condicionar el terreno para que los periodistas refieran solo aquellos temas que el entrevistado desea tratar. Reynaldo Pared Pérez tiene todo el derecho a no responder a lo que se le pregunta, siempre que se le aborde sobre su vida privada o personal. Como representante de un p

Sí, señor superintendente de la Policía de Puerto Rico, es cierto, los días de Agosto están contados: son 31 y, al igual que enero, mayo y octubre, tiene 5 domingos. Con su trasnochado grito de guerra, el jefe policial de la isla del encanto no hizo otra cosa que alimentar la incertidumbre sobre un sujeto que ahora no sabemos si es realmente narcotraficante, un "peligroso y desalmado criminal", un agente al servicio de los Estados Unidos, o si verdaderamente fue el hombre fuerte y hábil que contaminó con su fortuna importantes estamentos de poder en la bella y zarandeada Quisqueya. José Figueroa Sancha se refirió a su compatriota (y tocallo de nombre y apellido-vaya casualidad) como si hablara del bandido aquel del viejo oeste, que todos lo buscaban y nadie lo atrapaba, sino hasta el final de la película. Todos estamos tan confundidos que, contrario a lo dicho por el jefe de la Policía dominicana, Rafael Guillermo Guzmán Fermín, creemos que quienes están haciendo un show con