NUESTRO FIN NO ES POLÍTICO




Parece que mentes perversas al servicio de la política cavernaria están queriendo sacar provecho al incidente surgido con el senador Reynaldo Pared Pérez, del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Ya me enteré de que incluso quisieron politizar este triste episodio haciendo un show mediático en el que la figura principal obviamente sería yo. Alguien les dijo que, conociendo mi forma de ser, lo más aconsejable era no intentarlo siquiera. Y tuvo mucha razón el que pensó a tiempo en esta advertencia.

También me enteré de que el caso se ha retorcido de forma tal, que hasta se puso a circular el rumor de que Reynaldo había intentado agredirme con un lapicero, y que yo habrìa dicho que los reporteros que cubren la fuente del Congreso Nacional son todos corruptos y coge pesos de este senador. Todo esto es absolutamente falso de toda falsedad.

Estos matices son verdaderamente preocupantes, porque persiguen desvirtuar el fondo de nuestra protesta. No permitiré que las buenas intenciones de solidaridad emanadas de un grupo de periodistas amigos, pues sean enlodadas por el partidarismo desbordado y descarado que caracteriza la clase política local.

A todos los periodistas que gustosamente firmaron una carta de rechazo a la actitud intolerante y soberbia de Pared Pérez, los conozco lo suficiente como para saber que ninguno se prestaría para una bellaquería con fines politiqueros. Y mucho menos conmigo, que soy radicalmente intransigente cuando se trata de dañar mi bien ganada dignidad.

Estas líneas pretenden evitar interpretaciones deliberadamente acomodadas. Sé que hay personas expertas sacándole partido a confusiones de este tipo, máxime si es en medio de un proceso electoral tan reñido y sobrecargado de intereses y pasiones, como el que actualmente nos perturba.

A quienes han querido capitalizar este incidente con el senador Reynaldo Pared Pérez, les aseguro que ninguno de los comunicadores que firmaron la misiva de repudio a su comportamiento frente a mi labor como periodista, está comprometido con poder estatal alguno, y mucho menos con los principales partidos de oposicìón. Su apoyo surge de una espontaneidad lógica y natural, viendo que se trata de un atropello a un miembro de la clase periodística nacional que tampoco tiene compromisosos con ningún estamento de poder.

Lo acontecido con Pared Pérez no es nada personal ni político. Es lo que quiero que quede claro. No importa de donde provenga la reprochable conducta exhibida por este legislador oficialista, este grupo de amigos y quien firma estas precisiones estarán siempre prestos a combatirla y a difundirla a la opinión pública nacional. Es solo para que de una vez y por todas se respete el periodismo libre, honesto y valiente en la República Dominicana.
Oscar Quezada

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