HISTORIA DE UN SECUESTRO FRUSTRADO
Sentada en un destacamento de Los Minas, todavía en ropa de dormir, una madre hace esfuezo para no estallar en llantos. Fue temprano en la mañana del pasado viernes, exactamente quince minutos después de las 6:30, hora a la que usualmente su hijo, de 17 años, sale para el colegio. Fue el propio adolescente quien notificó por teléfono que estaba en manos desconocidas. Los detalles no fueron necesarios, su madre interpretó de inmediato que le habían raptado “lo único que tengo, mi muchacho”. Después de escuchar la voz de su hijo, Inés Abad Jolly cuenta que los nervios la traicionaron. Entonces no supo qué hacer. “Mami, ocurrió lo que tú siempre me repetías, que me cuidara. Él me decía, mami, dale todo lo que te pidan; dáselo”, recuerda esta mujer, casada con un estadounidense que habla poco español, pero igualmente confundido con lo que pasaba. Estaban en la oficina del director adjunto de Investigaciones Criminales del muncipio Santo Domingo Este, coronel Rafael Herrera Valenzuela. Lo p