DOMINICANOS QUE TRIUNFARON EN CHINA
Shanghai, China. Es cierto: los dominicanos están por todas partes. Para muestra, basta la historia de Pedro Taveras, quien hace once años probó suerte por el mundo asiático, y sin proponérselo terminó viviendo en Shanghai, la ciudad más moderna de China.
A Pedro solo le falta tener las características faciales de los chinos. Pero después, habla, convive, piensa y actúa como los chinos. Y para colmo de su transformación cultural, hasta adquirió las mismas habilidades comerciales de los chinos: actualmente preside una empresa de importación de alimentos y bebidas. Dice que le va “muy bien”.
Pedro vivió en Panamá, donde se inició en los negocios enviando a Santo Domingo medicinas naturales que eran comercializadas por un tío. Su viaje a China lo decidió un 15 de mayo del 1999, mientras viajaba de Santiago a la capital. “Sucede que tres días después estoy volando para Taipei. Volé de Santo Domingo para Panamá y después vine para China”, recuerda.
Pedro es educado y de trato caballeroso. Sus habilidades comunicativas también son ostensibles. Pero lo más importante, maneja el idioma chino y el inglés a la perfección, condición que sumado a su esencia hispana dan un valor agregado a su estadía y actividades comerciales, en un país que se proyecta como la próxima potencia mundial.
No lo niega. Comenta que cuando llegó a China fue bastante difícil adaptarse a vivir en un país oriental, con costumbres, hábitos y comportamiento verticalmente opuestos a la cultura occidental. “Fue un proceso muy duro”, expresa. Cree que es el primer dominicano que logra quedarse permanentemente en esta nación. Remembrar esta experiencia es para Pedro una forma de demostrar con hechos palpables que cuando se quiere, se puede.
No oculta su regocijo. “Yo vivo cómodo. Vivo bastante cómodo aquí. Tengo lo que necesito para vivir bien”. Pedro tiene dos hijos. La primera nació mientras vivía en Panamá. Tiene 19 años de edad y casi cuatro viviendo en Shanghai. El segundo hijo tiene siete años. Nació del matrimonio con una nacional china. “Se parece más a mí que a su madre”, bromea divertido.
Pedro cuenta que su hija estableció un record en el aprendizaje del idioma chino, porque aprendió a escribirlo, hablarlo y pronunciarlo en un año y ocho meses, sin ir a la universidad ni a ningún centro formal de enseñanza. En este dominicano ajusta el dicho de que hijo de gato caza ratón.
“No es que me he vuelto chino, pero he ido captando esta cultura”, apunta. Sus años en China le han impregnado una filosofía de vida que quiso enviarla en forma de mensaje a su pueblo dominicano. “En verdad me he dado cuenta de que tienen muchos valores que en verdad le harían falta a nuestro país, sobre todo los valores familiares. Ellos son muy unidos a la familia. Tienen y defienden su cultura y no la cambian”.
Vitico es otro dominicano que emigró a China y fue a parar en Shanghai. Incluso, es amigo de Pedro y comparten el mismo criterio sobre las posibilidades de crecimiento en una ciudad con 20 millones de habitantes. Vitico llegó a este país el 27 de febrero del 2008. “Vine a trabajara en una oficina de exportación de mi padre, pero después me dedico a todo: imparto clases de inglés en una universidad, hago de DJ, hago de todo”, explica.
Vitico es de Santiago. Se siente contento en Shanghai, porque considera que hay progreso y oportunidades para todo el que desee trabajar para conseguir su bienestar y el de su familia.
Oscar Quezada
COMO PUEDO CONTACTAR A TU AMIGO PEDRO, NECESITO UN CONTACTO DOMINICANO EN CHINA ESCRIBEME POR FAVOR A GPSCUSTODIO@GMAIL.COM SALUDOS
ResponderEliminarHola le escribe la hija de pedro taveras, le enviare su email para que puedan estar en contacto con el..bendiciones!!!
ResponderEliminarexelente redaccion :)
Me alegra mucho ver este reportaje de un amigo tan querido, yo que he tenido la suerte de compartir con Pedro en Shanghai puedo decir que es un verdadero triunfador, buen padre de familia, gran amigo y sobre todo excelente anfitrión.
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