:: Los Compadres ::

Yo siempre lo veía tranquilo y me parecía un policía diferente, aunque sí recuerdo que reía a regañadientes. En cada marcha o protesta callejera contra las bellaquerías del poder, ahí estaba; callado y mirando a todos lados, como perro por su caza; como si buscara con quien o cómo desahogar la peste que la Policía lleva por dentro. Sin embargo, insisto, creía que en el fondo solo cumplía con su deber. Pero no. Aquel hombre con edad de jubilar, me engañó. Resultó ser un macanero; una bestia frustrada por decenas de años en servicio y apenas con el rango de coronel macanero. Sí, eso, macanero. Un macanero que levanta el garrote para golpear a los débiles. Hablo de Eusebio Aquino, el coronel enviado por Rafael Guzmán Fermín a demostrarle al país por qué es el niño lindo de un Presidente consentidor de lo malo. Ese viejo con aires de bravucón que le guiñó un ojo a otra bestia uniformada para que golpeara a Narciso Isa Conde. Eusebio Aquino, ese policía con mentalidad maldita y despiadada,