:: Los Compadres ::

No es política, pero entiende y maneja su terminología de forma sorprendente. No es candidata ni aspira a ningún puesto electivo, pero no hay un solo postulante que no la conozca. Tampoco es periodista ni locutora, pero se codea con los reporteros de los medios de comunicación más influyentes de la capital. Su nombre es Susy de la Cruz y le dicen “La Chichigua”. O la comadre de Hipólito Mejía, el ex presidente de la República, a quien ella y sus compañeros de “trabajo” también asumen como “papá”. Es una morena monumental, de pelo crespo tejido, mirada inquieta e inteligente y usa pantalones apretados. Vive en Cristo Rey, pero se mueve por todos los contornos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo. Todo depende de hacia donde se dirija la cúpula del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), organización política que esta joven capitaleña y varios hombres-también jóvenes-escogieron para “picar” algunos pesos, mediante el método sencillo, franco y abierto de pedir sin ningún ti

Roberto Valenzuela, especial para Los Compadres Nunca simpaticé con Joaquín Balaguer –por su secuela de asesinatos en el gobierno de los 12 años–, pero reconozco que de los últimos gobernantes es el único que protegió nuestros bosques y los recursos naturales. Construyó todos los parques nacionales o zonas protegidas. Por el contrario, en una conjura contra el país, los gobiernos del PRD (se hace llamar “Revolucionario Dominicano”) y el PLD (el de la “Liberación Dominicana”) destruyen, enajenan, venden las áreas protegidas, que con tantos celos y sacrificio construyó Balaguer. Ese viejo se ponía furioso y metía preso a quien fuera, cuando le mochaban una mata a un parque. No haré una lista de los daños a los recursos naturales de parte de peledeístas y perredeístas; la lista es infinita. Me concentraré en lo que el viejo sabio Balaguer denominó acertadamente “el pulmón de la capital”: el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte. Primeramente, con el nefasto desorden que caracteriza a los gobi

Un periodista real no espera felicitaciones. De hecho, no arriesga su pellejo esperando salutaciones, tarjetas o vinos caros. Un periodista de verdad no tiene días especiales. No tiene días, porque todos son suyos y a la vez no tiene ninguno. Su vida desarreglada, desorganizada, le permite solo vivir el momento, porque piensa que si planifica mucho el futuro se le puede escapar el presente. Después de todo es lo que más la interesa. Un periodista auténtico no busca verdades; explora la mentira escondida para desenmascararla y difundirla a los cuatro vientos. Un periodista sacrificado no teme a nada y teme a todo. Ama, sufre, llora, ríe...es un ser humano a carta cabal. Tiene un corazón, no como los demás, claro está. Su corazón es grande, inmensamente grande. Y su alma..., su alma es inmensa también. No sabe odiar, pero sí que sabe pelear como un gladiador: pelea contra las iniquidades del sistema, contra las crueldades de allá y de aquí; contra los desalmados que se imponen... ¿Su arm