BIPOLARIDAD DE LA REALIDAD



Por Juan Pinales
En tiempos donde grandes valores de la vida, como la honradez, la humildad y la honestidad han mermado de manera abismal, nos encontramos en la cruda y nefasta situación de no constatar objetivismos concretos.

Como seres humanos nos vemos ensanchados en disyuntivas que acarrean decisiones fragmentadas en experiencias, situaciones y elementos que la vida nos expone. Pero, cómo estar seguros. Cómo reconocer que un elemento tan delicado como el futuro de cada individuo está fundamentado en una realidad meramente cierta. He aquí las dos vertientes de la realidad:

Realidad aparente (como deben ser las cosas)

Todos conocen el cómo deben ser las cosas. Como expresaba un enunciado publicitario: “ver las cosas como deberían ser”. Buen ideal. Saber que las cosas o “la realidad” es un bello paraíso de sueños alcanzables; planteamientos hermosos, planes exitosos, inmensas ideas de un mundo mejor.

Más que esto, son solo exposiciones de los que en sus labios se generan millares de hermosas palabras y más que esto, no es. Solo palabras, y no por el hecho de no ser posible su alcance, sino por el hecho de la otra cara de la moneda, el contraste de la realidad.

Realidad existente (como son las cosas).

Todos quien tener más, alcanzar más, lograr más. Cambiar el mundo a mejor situación parece ser ideales de los disfrazados de intelectuales; de los disfrazados de poderosos que al fin y al cabo solo son simples avaros de poder, riquezas, fama... Pero existe una pequeña porción de seres rebeldes a la mediocridad que se imponen a los de espíritu gregario que van con la corriente.

Esa es la realidad: nadie se preocupa por hacer las cosas bien, siempre y cuando no les proporciones un beneficio propio y si se ve afectado por un bien mayor propio, lo descarta. Parece ser casi insignificante el número se individuos que llevan lo que debe ser a lo que es. Hacer que las cosas funcionen como es correcto.

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