REPETIMOS, ¿QUÉ DEMONIOS PASÓ CON SOBEIDA FELIZ MOREL?


A nosotros, que nos dicen que somos chismosos, insistentes sin necesidad, necios, molestosos, fascinerosos, fabuladores, escandalosos, babosos, comerciantes de información, jabladores, inventores...

A nosotros, que nos acusan de querer buscar donde no hay, de presionar con propósitos macabros, de usar nuestro oficio para chantajes de bajo mundo, de decir siempre, siempre y siempre lo mismo, de llover sobre mojado, de atacar a los más débiles y confabularnos con los fuertes; de obviar los problemas reales y priorizar las trivialiades...

A nosotros, que cuando nos dan palos, pedradas, trompadas, balazos y hasta nos matan, hay quienes sienten alegría y emiten comentarios de satisfacción; que cuando nos someten a la justicia por supuesta difamación nunca faltan las malas intenciones; que cuando corremos en medio de un pleito callejero nos vociferan, "párense pa' que cojan"; a nosotros, que cuando morimos no falta quien diga, "salimos de otro jodón"; que cuando callamos se sospecha que es por dinero...

A nosotros, que denunciamos y enfrentamos con valentía los desmanes de una sociedad con importantes signos de putrefacción política; que a veces nos trasnochamos investigando y leyendo para ayudar a otros a pensar mejor; que descuidamos nuestras familias por interminables horas de trabajo...

A nosotros, que nos inculcan la responsabilidad de propiciar la inmoralidad con nuestros mensajes de consumo masivo; que nos achacan provocar incertidumbres e incluso incentivar cataclismos sociales; a nosotros, que nos aconsejan ser menos amarillistas y apegarnos más a la realidad, para hacer más valeroso nuestro trabajo...

A nosotros, sí, a nosotros los periodistas parlanchines y amigos del chisme alegre, hay que explicarnos y convencernos de que estábamos equivocados, cuando dijimos e insinuamos que no eran ciertos los cuentos de camino que justificaban la inexplicable desaparición de la elegante, bella y astuta Sobeida Feliz Morel. El tiempo pasó y los cuentos se agotaron.

Ahora queremos que la Policía Nacional, La Procuraduría General de la República, la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el Departamento Nacional de Investigación (DNI), las Fuerzas Armadas, la Policía Internacional (INTERPOL) y los calieses tapados y oficializados al servicio del gobierno, nos digan, nos expliquen y nos detallen, apegados a la verdad y seriedad que nos exigen a cada paso, ¿Qué demonios pasó con Feliz Morel y su esposo, novio, amante o socio, José Figueroa Agosto?

¿Acaso pensaron ustedes que nosotros, los chismosos, mentirosos, fabuladores y escandalosos, habíamos olvidado sus cuentos de camino para justificar su ineficiencia? Pues no, seguimos vigilantes y pendientes. Nosotros también tenemos un concepto preconcebido de ustedes.
OQ

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CARA O CRUZ

LA LECTURA ENGRANDECE EL ALMA Y TRANSFORMA EL ESPÍRITU

La otra lucha de Luis, el PRM